Terapia-Asistida

Son muy bienvenidos, gracias a éste espacio puedo dar a conocer mi profunda dedicación a la atención de la Salud Mental. Hace casi 25 años recibía mi Licenciatura con muchas expectativas e igual número de interrogantes, lo que era claro para mí, es que siempre quise que las personas se sientan mejor consigo mismas, con sus trabajos, con sus amores, etc. A corta edad había aprendido que la vida era una cada día y significaba un capítulo del cual aprender algo para vivir mejor, o ser mejores personas. Desarrollé mi profesión básicamente en el área clínica y laboral-Empresaria al mismo tiempo, durante varios años. Se sucedieron pacientes y empresas nacionales e internacionales con sus áreas de RRHH. Como siempre me caractericé por mi curiosidad comencé a variar las formas de abordaje hacia los pacientes, cambié enfoques, sumé filosofías y trasladé éste criterio a la Consultoría Empresaria donde me encontré con el punto casi central de muchos inconvenientes, enfermedades (leves a graves), trastornos de relación, fobias, etc: el distress. Decidí volver a modificar mi acercamiento a la práctica, con el fin de llegar a la Prevención. Por qué tantas personas quejándose por algo que supuestamente aman realizar? Por qué renegar de la paternidad? Por qué tanta rigidez a la hora de construir una actividad que, se supone, debe ser 100% placentera? Me di cuenta que hay personas que no perciben lo cerca que están de enfermarse. Vale la pena el riesgo? Vale dejar la salud en creencias que están ubicadas en ese Mundo Mejor que cada vez se oculta en un horizonte más lejano? Mis primeros pasos a seguir fueron: 1. Acercar mi horizonte, 2. Salir a pensar al aire libre y tomar las riendas de la situación, 3.Enfocarme inicialmente en desterrar todo aquello perjudicial que inhibía mis capacidades, 4 Aprender a tomar contacto con lo que me sucede todo el tiempo, a pesar de los temores, dudas, críticas. etc. Concluí que me hallaba lejos del balance de mi propio ser por lo tanto me acerqué nuevamente a la naturaleza, esa que disfruté durante mi crecimiento, me acerqué a la tierra, y a seres de gran poder espiritual como los Caballos. Ellos iban a poder reflejar aquello que yo sola no podía resolver. La experiencia viene sorprendiéndome a diario. No hay rigideces ni intolerancias que la mirada de un caballo no pueda reflejarte cual espejo. A paso calmo y largo traen esperanza sobre las exigencias más aquietantes que puedan imaginar. A veces me es difícil transmitir la vivencia, a diferencia de los humanos el caballo carece de mezquindad, es todo sensibilidad y dar: y una vez que es posible generar un vínculo con ellos se estrecha la confianza en un lazo único. Un lazo altamente reparador, sanador, cálido y envolvente donde se produce un patrón de pertenencia indisoluble. En mis tantos recorridos por la Salud mental, ésta vez, me dejé llevar por una pacìfica mirada, una piel generosa y perfumada, y resoplidos que invitan a comprender… Qué nos pasa?

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